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Un transtorno de conducta alimentaria (TCA) se refiere a cambios anormales en el comportamiento alimenticio, los cuales pueden expresarse como una incapacidad de ingerir una cantidad suficiente de alimentos como en la Anorexia (AN), o en forma de alimentación compulsiva (atracones) y provocación de vómito como es el caso de la Bulimia (BN). Por otro lado, este cuadro clínico se caracteriza también por la preocupación exagerada por la figura, el miedo a subir de peso e ingerir calorías de más. Muchas veces las pacientes presentan un transtorno de imagen corporal, pues se ven más “gordas” de lo que en realidad son, sienten mucha vergüenza y tienen problemas serios de autoestima (Legenbauer & Vocks, 2014).
En general, los
pacientes con TCA están invadidos por emociones negativas de ansiedad y
depresión. Comúnmente estos pacientes sufren de otras enfermedades psiquiátricas afectivas
aparte. Los transtornos de ansiedad más comunes en personas con diagnóstico de
AN y BN son los transtornos obsesivos compulsivos, la fobia social y la fobia
específica (Kaye, Bulik,
Thornton, Barbarich, & Masters, 2004). Sobretodo la fobia
social es considerada uno de los cuadros clínicos más frecuentes en pacientes
con transtornos alimenticios (Godart,
Flament, Perdereau, & Jeammet, 2002). Por otro lado, estudios
reportan que las personas con un diagnóstico de fobia generalizada sufren
muchas veces de transtornos alimenticios (Wittchen,
Stein, & Kessler, 1999). Todo esto indica
que las fobias sociales y sentimientos de ansiedad tienen mucho que ver con los
cambios de conducta alimenticia, pero ¿de qué forma?
La fobia social puede
dificultar de sobremanera el tratamiento del transtorno alimenticio, ya que los
pacientes sienten mucho miedo de cómo vayan a ser evaluados por el terapeuta, y
de lo que otras personas sepan de su enfermedad, o mucho peor, los pacientes no
buscan ayuda desde un principio (Levinson
& Rodebaugh, 2012). Se ha demostrado
que el tratamiento es mucho más complejo y menos efectivo si no se considera
estos problemas (Pallister
& Waller, 2008). Por eso es
importante entender estos entrecruzamientos de síntomas con la fobia social para
comprender mejor las dificultades del paciente y poder darle un mejor
tratamiento.
¿Qué fue primero, el TCA o la fobia social?
Un estudio de Kaye et
al. (2004) demostró que en el 42% de toda una muestra enorme de pacientes con TCA
tuvo transtornos de ansiedad en la niñez, antes de que aparezcan estos cambios
de conducta en la alimentación. Los pacientes con transtorno de ansiedad en el
pasado tenían un índice de masa corporal más bajo que los pacientes que sólo
sufrían de TCA. Estos resultados concuerdan con un estudio anterior, donde se
demostró que más de la mitad de pacientes con TCA incluidos BN y AN habían
sufrido de fobia social en el pasado, comparados con los controles (Godart et
al., 2003). Esto da pie a la
hipótesis de que la fobia social tal vez antecede a los transtornos
alimenticios.
A pesar de la
evidencia científica mostrando cierta conexión entre transtornos de ansiedad y
el TCA, es difícil entender la naturaleza de esta relación. Godart et
al (2003) propone tres posibilidades:
- Los transtornos de ansiedad son factores de riesgo para el TCA
- Los transtornos de ansiedad son una patología secundaria del TCA
- Ambos transtornos (de ansiedad y TCA) comparten factores comunes de riesgo
Años más tarde, Pallister
& Waller (2008) intentan entender este nexo entre los dos transtornos y
revisando estudios pasados comentan que los resultados científicos no dan pauta
para llegar a alguna conclusión de conexiones causales. Los autores consideran que
la explicación más válida sería que los
dos transtornos tengan factores comunes en su etiología, incluyendo mecanismos
que se ven en ambos cuadros clínicos. Es decir, tal vez la conexión no sea unidireccional
(TCA --> Ansiedad, Ansiedad --> TCA) sino mucho más
compleja que eso e influenciada por otros cuadros clínicos como por ejemplo la
depresión, obsesionalidad, etc. (Pallister
& Waller, 2008).
Otro estudio más
reciente investiga la presencia de factores de riesgo relacionados con la fobia
generalizada en una muestra de pacientes comórbidos con TCA, comparados con
pacientes que sólo sufren de TCA y controles, en donde se reporta que los
pacientes con TCA no se diferenciaban mucho en los factores de vulnerabilidad
comparados con pacientes comórbidos. Esto implica que los mismos factores de
vulnerabilidad probablemente influyan en el comportamiento alimenticio
independientemente de la presencia de alguna fobia generalizada (Konstantellou,
Campbell, Eisler, Simic, & Treasure, 2011).
¿Qué tiene la fobia social que también tenga el TCA?
Individuos que
sienten ansiedad son más susceptibles a prejuzgar situaciones o cosas como
amenazantes y peligrosas, viendo al mundo como inseguro y a ellos mismos como débiles
y vulnerables. Por estos motivos, los individuos con transtornos de ansiedad
acuden a comportamientos de seguridad y estrategias de evitación de peligro,
por medio de las cuales refuerzan su ansiedad, pues al no tomar riesgos no
logran convencerse de que su miedo es exagerado. Los siguientes tipos de
comportamiento son comunes entre transtornos de ansiedad y TCA (Pallister
& Waller, 2008).
Conductas de resguardo
Para los pacientes con TCA, subir de peso tambien es considerado una
catástrofe que hay que evitar a como de lugar. Tener el control sobre su
figura, su alimentación y su peso es también un comportamiento de seguridad que
se debe a un miedo insoportable a perder su figura. Esto lo mantienen con una
rigidez cognitiva que nadie ni nada los puede convencer de que no lo hagan, o
que lo que hacen está mal, de la misma manera que no se puede convencer a un
agorafóbico que salga a un centro comercial lleno de gente. Para mantener este
sentimiento de control sobre sus miedos a ganar peso, los pacientes con TCA se
controlan varias veces en la balanza, lo cual reduce sus miedos sólamente a
corto plazo, mientras que a largo plazo mantienen sus miedos irracionales a
subir de peso.
Estrategias cognitivas de evitación
Estas estrategias se usan para evadir o bloquear sentimientos y
pensamientos negativos. El concepto está relacionado con muchas acciones
impulsivas incluyendo comportamientos de automutilación. En los pacientes que
sufren de TCA, existe muchas veces un problema de autoestima muy grave, su imagen
personal está asociada con emociones tan negativas que recurren a automutilarse
con la sobreingestión y los atracones compulsivos como una estrategia de
distracción de sí mismos. Con estas acciones, los pacientes se concentran en el
presente y en la comida, y no en todo lo demás que les provoca sentimientos
negativos consigo mismos. Es como un pequeño “escape” de la cruda realidad, una
manera de decir “no me importa nada, ni me importo yo mismo”.
Con respecto a los
miedos sociales que experimentan los pacientes con fobia social que también es
característico de los pacientes con TCA se encuentran el miedo a la evaluación
negativa por rendimiento, por apariencia física y perfeccionismo (Figura 1).
Levinson &
Rodebaugh (2012) reportaron en dos estudios estadísticos consecutivos con
diferentes muestras de pacientes con TCA que el miedo a la evaluación por
apariencia física es un factor importantísimo porque puede predecir los
síntomas de bulimia (atracones y vómitos compulsivos) y la poca autoestima
corporal. Esto implica que este tipo de miedo puede ser considerado un factor
de riesgo común tanto de fobia social como de TCA, así como también el miedo a
la evaluación negativa por rendimiento (Levinson
& Rodebaugh, 2012; Levinson et
al., 2013). Además, la fobia
social parece ser precedente no sólo de AN y BN, sino también del transtorno de
sobreingesta compulsiva, dependiendo de qué tan importante sea la opinión de
otras personas para los pacientes (Sawaoka,
Barnes, Blomquist, Masheb, & Grilo, 2012).
En un estudio más
reciente, Levinson & Rodebaugh manipulan experimentalmente el miedo a la
evaluación negativa y el miedo a la evaluación por apariencia física dando a
conocer que ambos miedos influyen el comportamiento alimenticio de una manera
diferente. Mientras que el miedo a la evaluación negativa hace que los
participantes coman más, el miedo a la evaluación por apariencia física hace
que los participantes se concentren más en su cuerpo y coman menos. Además, los
participantes que experimentaron el miedo a la evaluación por apariencia física
reportaron mucho menos autoestima corporal, corroborando los resultados
anteriores (Levinson
& Rodebaugh, 2014). En cuanto al
perfeccionismo, este mismo estudio descubrió que era un factor importante
sólamente en mujeres con TCA que sufren de AN. Aún no está claro cómo estas características
influyen y sobretodo en cuáles patologías alimenticias.
¿Tendrán estos miedos sociales un efecto distinto entre el comportamiento restrictivo de la AN y el comportamiento de sobreingestión y vómito en la BN?
Un estudio que no
clasificó a la muestra por diagnóstico sino por comportamiento alimenticio (restrictivo,
bulímico) reporta que los pacientes restrictivos suelen tener más autoestima
que los bulímicos, y por lo tanto menos fobia social, lo cual implica que la
fobia social está más relacionada con síntomas bulímicos que con síntomas
restrictivos (Obeid,
Buchholz, Boerner, Henderson, & Norris, 2013). Una posible
interpretación de estos resultados sería que la fobia social probablemente haga
que los pacientes sientan miedo de lo que vayan a pensar de ellos por su
apariencia, enfocándose más en la imagen corporal. Con ayuda de las conductas
restrictivas y el sentimiento de control sobre su peso, logran subir su
autoestima y de esta manera disminuir su fobia social.
Uniendo toda esta
evidencia científica, quisiera especular sobre el funcionamiento de la fobia
social en el desarrollo de las diferentes sintomatologías en AN y BN. Considerando
las características personales del paciente, su entorno social, constelación familiar,
factores genéticos y demás, podría aparecer un miedo a la evaluación por
apariencia corporal, quizás entrecruzado con el miedo a la evaluación negativa de la sociedad, el cual desarrollaría un comportamiento restrictivo con la
comida, hasta que este comportamiento se vuelve adictivo por la forma en la que
tiene un efecto en la autoestima, fomentando el perfeccionismo de mantener el
bajo peso. En otras palabras: el comportamiento restrictivo y la reducción del
peso hace que suba la autoestima y disminuyan los síntomas de fobia social
haciendo adictivo el comportamiento restrictivo (AN). Por otro lado, si los
sentimientos negativos son muy fuertes y la autoestima es muy baja, los comportamientos
restrictivos no son suficientes y se recurre a la sobreingestión para
distraerse cognitivamente del estímulo negativo por estrategias cognitivas de
evitación (descritas anteriormente), y debido a los sentimientos de culpa que
conlleva esta acción se provoca el vómito, lo cual refuerza la falta de autoestima
y fomenta la fobia social (BN;Figura 2).
Figura 2. El gráfico ilustra simplificadamente la
evidencia científica presentada hasta ahora. Primero, las características del
paciente y de su entorno pueden ocasionar un miedo a la evaluación por
apariencia corporal (el cual podría estar entrecruzado con un miedo a la evaluación
negativa por rendimiento), este miedo ocasiona que uno se enfoque más en la
imagen corporal lo cual conlleva a un comportamiento restrictivo como
estrategia de control y resguardo. Si el grado de autoestima y otras
características del paciente lo permiten, la reducción de peso y los
sentimientos de control hacen que el paciente pueda subir su autoestima y
(especulativamente) reducir su fobia social, lo cual hace que este
comportamiento se vuelva adictivo fomentando el perfeccionismo (en las mujeres,
segun estudios). En el caso de la Bulimia (BN) los comportamientos restrictivos
no alcanzan a reducir los sentimientos negativos lo cual ocasiona un círculo
vicioso que fomenta la fobia social y mantiene el grado bajo de autoestima.
Es
difícil especular sobre el por qué ciertos miedos característicos de la fobia
social ocasionan ciertos comportamientos alimenticios. Seguramente esto más
dependería del ambiente en el cual los pacientes se desarrollan, la
constelación familiar, los valores, etc. Sabemos ahora más o menos qué tipo de
miedos podrían ocasionar ciertas conductas alimenticias, pero aún no sabemos
qué hace que el paciente tenga ese tipo de miedo que conlleve a ese comportamiento
alimenticio y por qué. Todo esto lo dejamos a investigaciones futuras.
Lo que
hemos presentado en este artículo está obviamente bastante simplificado y hace
falta investigar otros factores que influyen en el desarrollo de la BN, AN y
conductas alimenticias patológicas, aparte de la fobia social. Sin embargo, los estudios realizados dan pauta a considerar los síntomas relacionados con la fobia social y la autoestima basada en la opinión de otros en el tratamiento, para que indirectamente mejoren las conductas alimenticias.
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